Cristiana Chamorro, aspirante presidencial en Nicaragua, corre el riesgo de quedar fuera de los comicios de noviembre tras una acusación de lavado de dinero que podría impedirle afrontar al mandatario Daniel Ortega si éste decide presentarse a las elecciones.
Chamorro, de 67 años, rechaza esas acusaciones y busca la unidad de la oposición para derrotar en las urnas a Ortega, como hizo su madre Violeta al frente de una coalición en 1990.
Ortega, de 75 años, gobernó Nicaragua durante la revolución en los años 80 y retornó a la presidencia en 2007. Fue reelegido en 2011 y 2016, y sus opositores no descartan que intente lograr un cuarto mandato en las elecciones del 7 de noviembre.
En 2018 su gobierno enfrentó severas protestas que dejaron más de 300 muertos, y cuya represión provocó sanciones internacionales. Ortega lo consideró un golpe de Estado fallido, apoyado por Washington.
El 21 de mayo, la Fiscalía abrió una causa contra la Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCH), que Cristiana dirigió entre 1998 y febrero de 2021, por presunto lavado de dinero en el periodo 2015-2019. Si la enjuician, la ley no le permite postular a cargos sujetos de elección.
Estas son las preguntas que AFP envió a la opositora.
Pregunta: ¿Qué la motivó a seguir los pasos de su madre la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro (1990-1997)?
Respuesta: Nací en un hogar ligado al periodismo independiente y de oposición a cualquier tipo de dictadura, opresión o corrupción. En ese tiempo era contra la dictadura de los Somoza (que gobernó desde 1937 hasta el triunfo de la revolución en 1979).
Mi decisión de decirle sí a Nicaragua y de servirle al pueblo nace precisamente por la construcción de otra dictadura, que es la de Ortega.
El pueblo volvió a decir basta ya de dictaduras, como lo hizo cuando Somoza, después contra los sandinistas en [las eleciones de] 1990. Y en 2018 la población se lanzó espontáneamente a las calles a protestar y pedir elecciones libres... y un adelanto de las elecciones.
La respuesta de Ortega fue disparar a matar a los manifestantes. Desde entonces, Nicaragua vive un estado de sitio de hecho.
El pueblo me ha colocado en el primer lugar de las preferencias electorales. Por eso el dictador ordenó que me acusaran, es una venganza contra el pueblo.
P: La Fiscalía le abrió una investigación por lavado de dinero. ¿Cómo recibió la noticia, cree que buscan inhibir su posible candidatura?
R: La noticia no me sorprendió porque, cuando uno toma una decisión y un posicionamiento que pone en riesgo el poder de la dictadura, uno espera cualquier cosa, hasta las peores.
También lo veo como una venganza contra el legado de mi madre, Violeta Chamorro, que recogimos en la Fundación que lleva su nombre. De esa manera atroz se está desquitando de aquella derrota (de 1990) que pareciera que no supera.
Ortega es un dictador que sabe que tiene el rechazo mayoritario del pueblo, pero no lo acepta porque su plan es seguir desgobernando el país hasta que sus fuerzas se lo permitan.
P: ¿Aceptaría una precandidatura con la alianza Ciudadanos por la Libertad (CxL, derecha)?
R: Es el único partido que ha quedado habilitado [para participar en los comicios].
Ortega no tuvo la valentía de inhibirme a través de su Consejo Supremo Electoral, no quiso pagar ese costo político, por eso armó toda esta farsa de investigación por lavado de dinero.
P: ¿En qué condiciones se prepara la oposición para participar en estos comicios? ¿Cuál es el reto?
R: El principal reto de la oposición es la unidad. Todas las encuestas serias coinciden en que el pueblo quiere votar, pero quiere elegir a un candidato único de la oposición. La división es el peor escenario.
P: ¿Cree que puede unir el voto de los sectores nicaragüenses que no apoyan al gobierno de Ortega como hizo su madre hace tres décadas? ¿Quiénes le han expresado su respaldo?
R: Estoy segura de que la mayoría de los nicaragüenses, incluyendo el sector público, quiere libertad, progreso y un tratamiento digno. Mi planteamiento es derrotar a Ortega por la vía pacífica, es decir, por elecciones libres, transparentes honestas y observadas.
Yo le he dicho: Ortega ya está derrotado, por eso se apresuró a aprobar una reforma electoral que, en vez de facilitar las elecciones, más bien las complicó, le puso más restricciones y nombró a un Consejo Supremo Electoral totalmente obediente a sus órdenes.
P: ¿Cómo valora al gobierno de Daniel Ortega y su posible postulación a una reelección para un cuarto mandato sucesivo?
R: Ortega y su esposa se han convertido en una dictadura de familia monstruosa.